Según la leyenda, el Chullachaqui es un guía espiritual, a menudo en la forma de una persona pequeña con pies de aspecto extraño. En el Amazonas, el árbol Chullachaqui Caspi recibe su nombre de esta leyenda debido a sus raíces visiblemente torcidas en la parte inferior—reminiscentes de los pies irregulares del guía espiritual.
Como guía espiritual, el Chullachaqui es uno con la selva y sus habitantes. Como guía, su papel es proteger la selva tropical y sus animales de los forasteros o de aquellos con intenciones maliciosas.
Si tienes buenas intenciones y respetas la selva, entonces los espíritus de la tierra te ayudarán—como fue el caso con Guillermo. Sin embargo, si uno es una amenaza y tiene intención de dañar a las plantas y animales, el Chullachaqui traerá mala fortuna y puede llevar a la persona más profundamente, más y más dentro de la selva—finalmente dejándola perdida.
Esta historia nos enseña sobre las energías más profundas de la selva, y cuán importante es respetar la vida del bosque—porque si lo haces, entonces él te respetará.
Y el pequeño hombre respondió, “Vivo aquí mismo, en esta zona.” Movió su mano hacia los árboles y plantas detrás de él, explicando que era el guardián de todos los animales y la naturaleza que rodeaba esa área. Que ese era su hogar, y que estaba allí para protegerlo.
Entonces el extraño dijo, “Y sé que estás en dieta con Chullachaqui.”
Guillermo, sorprendido de que supiera eso, se detuvo y luego respondió, “Oh… ¿podemos ser amigos entonces?”
Y el Chullachaqui le dijo, “Sí, podemos ser amigos. Porque sé que estás en dieta con Chullachaqui, voy a enseñarte, y voy a cuidarte.”
De niño, el Maestro Guillermo Arévalo había visto a su padre, Don Benito, participar en la práctica de plantar dietas. En ese momento, la planta dieta que su padre seguía era el Chullachaqui Caspi, también conocido como Acero Caspi. Como planta maestra, tiene el poder de profundizar la conexión de uno con la sabiduría ancestral de la selva, y se sabe que tiene muchas propiedades curativas tanto espirituales como físicas.
A los seis años, y queriendo seguir los pasos de su padre, Guillermo comenzó a tomar en secreto la medicina de la planta preparada por su padre y a beberla—sin que su padre lo supiera.
Después de tres meses de tomar en secreto la medicina de su padre, el Maestro Guillermo estaba caminando por la selva cuando se encontró con una figura misteriosa entre los árboles. Guillermo cuenta que la persona era muy baja, con pies feos y extraños, y que le habló con una voz calmada.
“Hola, Kestembetsa,” dijo la extraña figura. Kestembetsa significa “eco del universo.”
NACIDO DE LA DIETA: LA PRIMERA VISIÓN DE UN MAESTRO